Lo sé, siempre antes de abrir una puerta debería pensar con detenimiento si estoy preparada para encontrar todo cuanto pueda surgir a partir de ella.
Por suerte o por desgracia, no siempre es así, no siempre estoy lo suficientemente preparada para enfrentarme a dicha elección y en ocasiones, debo enfrentarme a ellas de un modo un tanto brusco, y sin ser demasiado consciente de todo cuanto conllevan.
Siempre que elegimos un movimiento, existen infinidad de alternativas que, descartamos al realizar esa "simple" elección.
Cada movimiento con sus motivaciones, consecuencias, recompensas,....
En ocasiones la elección parece tan clara, que no somos conscientes de todas y cada una de las puertas que hemos cerrado, otras sin embargo, uno se siente perdido y sin capacidad para comprender que es lo que le empujó a tomar esa elección, a decantarnos por la alternativa escogida, a tomar el camino elegido.
Ahora, ya no hay marcha atrás; el rumbo descartado ya no volverá a estar nunca más.
Uno puede tratar de reconducir nuevamente su camino a partir de nuevas elecciones, pero aquella opción que dejamos atrás, aquella alternativa que dejamos escapar, ya nunca volverá a ser igual.
A veces, simplemente he optado por dejarme llevar por algo o alguién e incluso en estos momentos, y tal vez sin ser demasiado consciente de ello, he tomado una de las más importantes decisiones: dejarme llevar. Me habría dejado llevar por cualquiera y a cualquier precio?
Tal vez cada uno de los caminos que escogemos en el día a día, tienen en realidad algún sentido aunque incluso para cada uno de nosotros resulte imperceptible.
Tal vez hay algo que se escapa de nuestras manos, algo demasiado complejo como para comprenderlo, pero no por ello carente de sentido.
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