Te rodea con sus brazos, delicada y sutilmente para que te fundas en su compañía, sientes como te recorre, como acaricia tu cuerpo, como su presencia deja su esencia en ti.
Puedes sentirlo, olerlo,...
Juega a cautivarte, te seduce. Inicia su juego en tu piel, como algo banal, pero luego consigue introducirse en tu estómago, arrastrándose hacia el corazón para rozar dulcemente tu alma.
Otras veces sin embargo, el juego es más agresivo.
Siempre gana.
No juega a cautivarte, a seducirte, simplemente es su trampa para penetrar en ti.
Se hace con tu cuerpo, con tu mente, el juego ya no resulta tan inocente, sino una lucha por el poder.
Es fuerte, con avaricia y con infinidad de caprichos que quiere satisfacer ansiosamente.
Nunca tiene suficiente.
Tranquilamente, apaciblemente,.... se apoderará de ti.
Trata de no darle cobijo, elimina sus recuerdos, no dejes que crezca ni permanezca en ti.
Piensa que un instante en ocasiones puede resultar suficiente.