Esos juegos que nunca deberían faltar en nuestras vidas.
Recuerdo ahora cada piel con la que he jugado a dibujar con la yema de mis dedos una letra tras otra hasta formar una palabra que el otro debía descifrar.
Mensajes envueltos en caricias y tejidos de amor dónde garabatear un sentimiento, emoción o deseo.