A veces las des_pedidas no son más que un modo de pedir a gritos algo que queremos, necesitamos o echamos de menos.
A veces es el modo que tenemos de irnos, y otras el único modo donde sabemos quedarnos.
En ocasiones, son el modo que tenemos de darnos cuenta que estamos más perdidos que nunca y tan solo si tomamos un nuevo rumbo conseguiremos aunque sea dejar de permanecer invisibles a nosotros mismos.
A veces, las des_pedidas duelen, algunas te dejan algo más roto e incluso hay las que te desgarran desde dentro.
A veces, las des_pedidas son lo que nos hacen valorar lo que tenemos, lo que perdemos, lo que somos o lo que aprendemos de ello.
Supongo que son algo así como la necesidad que yace en cada uno de nosotros y que en un momento determinado se torna latente para recordarnos que todos, y cada uno de nosotros necesitamos nuestra pequeña parcela en el mundo; ese pequeño rincón donde podamos volver a (re)encontrarnos, (re)inventarnos, encontrarnos o simplemente brindarnos la oportunidad de conocernos.
En ocasiones, esas despedidas desprenden un ligero olor a incertidumbre, miedo, vértigo.
Otras sin embargo, tienen ese olor que te envuelve y te embriaga, ese rincón que nos abraza y envuelve con ese dulce olor a cariño
De lo que no me cabe duda alguna es que las des_pedidas siempre dejan una fisura; más o menos profunda que dibuja en nosotros un nuevo despertar donde ya nunca podremos volver a atrás